Mi Querida Sra Aurora, te quiero mucho, fuiste y serás un ejemplo de Fe, entrega y amor total. Agradezco inmensamente a Dios por haberte puesto en nuestro camino, por todo lo que hiciste por mi, por mi familia, porque tu y Karddy me llevaron de regreso a la iglesia, por la manera en que nos acogieron en tu casa, no tengo más que palabras de agradecimiento y admiración.
Fuiste un ejemplo de vida y has dejado una huella imborrable en mi corazón. Una mujer integra en todo el sentido de la palabra, siempre con la mejor disposición para ayudar al projimo, para defender su fe y orar en cualquier momento por necesidades de este mundo.
Dejas un legado de coherencia entre la fe que profesabas y tu manera de vivir hasta tu último respiro.
Muchos instantes compartido, que hacen que ya te extrañe y sienta este vacío en mi pecho, parece un sueño pero se que Dios siempre tiene un propósito. Un abrazo hasta el cielo.
Con amor y gratitud.
Diana Parrado